miércoles, 27 de enero de 2010

Siempre he sido pacifista

Puedo callar, ocultarme, esconderme, meterme en la trinchera y no salir hasta que alguien me reclame.
Cerrar la voz, matar la piel, volver los ojos a lo interno, sentir como entra el aguacero sin rozarme, vestirme del contrario, dormir cerca de los dedos que aprietan el gatillo, de las dudas, de las balas, de mi miedo.

Yo, como siempre, inoportuna en mitad del campo de batalla y tantos fuegos.

Saco el pañuelo blanco.

Esta no es mi guerra.

Me retiro.

martes, 26 de enero de 2010

Nos ocupamos del mar


Viéndonos saltar de aquella manera sobre esos sofás, nadie diría que alguna vez dejamos de serlo.

Puros, quiero decir.


viernes, 22 de enero de 2010

Dentro de este horror no hay literatura

No, no lo hay. Le robo la frase a Nacho Vegas.

Me pregunto en muchas ocasiones qué es exactamente lo que os hace volver a este mi lugar. Mis palabras están muy lejos de rozar algo parecido a la literatura, y son de poco interés general ya que no son más que todo lo que mi corazón ocupa,  mis días, mis noches perdidas y las canciones que llenan todos esos huecos.

Ayer, cuando atravesaba la ciudad en mi coche, pensé en todos vosotros. No lo he hecho aún en estos casi dos años de andadura, pero es el momento de daros las gracias. Por estar, por venir, por leer.
A los que os pronunciáis y a los que enmudecéis pero sé que estáis. A los que ya me queriais, y a los afectos que nacieron detrás de esta sonrisa felina.

Este lugar me ha traído muchas cosas. Casi todas buenas. Y me siento muy acompañada, muy agradecida de saber que estáis ahí. Quizá todo esto tendría menos sentido si no vinierais.
Alguien me preguntó una vez si escribía para que me leyeran. No exactamente, pero es reconfortante saber que lo hacéis. Y espero que vuestras visitas nunca sean una devolución. Sólo pido, como en todos los ámbitos de mi vida, que todo lo que se genere sea libre, natural. No pido más.

Aquí estoy. Con la puerta siempre abierta. Para lo que queráis.

Y gracias por estar. De verdad.

martes, 19 de enero de 2010

La indeseable reaparición de la chica ostra


Estoy que me bajo, que me subo,
me atraganto en tanto espanto
que no fluyo,
me diluyo, me disgrego, me escarmiento.
Tanto grito que no canta
que me callo, me deshago, me retuerzo,
me condeno.
Y me cierro, ya no abro,
me miento, me escalabro,
me finjo, me desmiento,
sobrepaso la frontera y me repatrio.
Me contengo, me soslayo
todo el rato, todo el tiempo
grito cuánto, digo menos.


Me arrebato, me rebelo,
lo maldigo y me lamento.
Me rallo, me abombono,
me anudo en tanto enredo que
me pierdo, no me encuentro.
No te tengo, pienso en todo,
me emociono, me atrinchero,
me abalanzo
no te veo, no me oigo,
desfallezco.
Me estremece y
me agoto
en el esfuerzo.

Tengo frío, me acaloro
me desnudo, me visto, y salgo huyendo.
Te fumo, te aspiro,
me esfumo y vuelvo en humo.
Qué pereza, qué derrota,
rompo un plato,
apago la luz
la escalera, tanta nube,
esta lluvia, tantas horas.
Vuelvo en nada, te acordono,
me detienen, enloquezco,
una más o miles.
Me amontonas, me desguazan,
me aglutinan con la masa.

No transgredo ni me agreden,
me oscurecen.

Qué derroche,
qué momento,

jo, qué noche.





viernes, 15 de enero de 2010

Arsénico, por favor

Me he subido a un caballo sin nombre y sin rumbo.
Quizá ese sea mi sino, caminar en el desierto.

¿Ahora qué hace uno con los pies tan fríos y el corazón caliente?

Sólo dénme un abrazo para el viaje, una manta. Y anestesia.


Y no me hagan mucho caso esta mañana. Es que hasta la ducha se quedó fría a la mitad.



martes, 12 de enero de 2010

She

Ella no es una chica normal. No ha tenido una vida normal. No quiere una vida normal. No la busca, aunque a veces la encuentra. Ella vive más allá del pasado y del futuro. Vive el presente como si la vida se le fuera en ello. Porque no existe nada más que el ahora. Porque lo que se fue, sabe no volverá. Porque nadie sabe lo que vendrá, ni siquiera si habrá de venir.
Ella siempre espera que todo lo que soñó llegue como si hubiera prometido su asistencia. Ella no promete si no puede, si no quiere cumplirlo. Ella cree en las promesas.

Ella ríe mientras agota las horas. Las exprime, las perfora, las taladra, las atesora. Y también llora. Se diluye entre las aguas de lo que fue. Lo que será. Lo que le hizo ser.
Ella no sabe mucho de nada, y sabe que aún queda todo por aprender. Sabe que siempre, y nunca, y todo y nada son acepciones inexactas. Porque lo absoluto no vale en esta vida. Porque limita, coarta, esconde y tapa.

Ella odia la mentira y se escuda sólo en la verdad, aun sin tomarla nunca como verdadera, única y absoluta. Prefiere la verdad aunque ésta se convierta en la daga que habrá de acabar con su risa. Prefiere caer y levantar. Prefiere correr a detenerse, saltar a entumecerse. Prefiere curarse las heridas a pasar por los días encerrada en una burbuja.

Ella ama por encima de todas las cosas. Se entrega porque sabe que es lo perentorio. Se explosiona, se desbasta, se fusiona, se efervesce (si es que existe), se desmonta, se rearma, se enamora.

Ella siempre viste de regalo. Se regala, se ofrece, se desenvuelve y casi nunca se maquilla. Ella no se oculta.

Ella no quiere tener miedo. Está convencida, segura. Duda aunque confía, tiembla, se retuerce, se voltea, empatiza y se emociona. Ella duda lo que sabe, se ignora y se conoce. Se interroga y se cuestiona, se pierde, se busca, se encuentra, y se da una recompensa.

Ella es lista y es muy boba, tiene treinta, diecisiete, quince, y algunos días ni siquiera ha llegado hasta este mundo.

Ella sólo espera, desea, que la quieran por lo que es.

Aunque no haya quedado muy claro quién es ella.



lunes, 11 de enero de 2010

Where the wild things are



Me repito que no todos los sueños se cumplen. Aquellos que no llegan a ser pesadillas pero tampoco están hechos de la misma materia que los sueños. Dónde tus miedos toman forma, adquieren rostro, y ves aquello que tanto temes aun cuando tu consciente se niega siquiera a dibujarlo.

Porque ahora que el amanecer ha traído el miedo... dónde iré a refugiarme? ¿Dónde me esconderé para que la oscuridad no pueda rozarme? ¿Dónde?

Yo no quiero que el mar se convierta en un charco. No quiero que se me congelen los sueños. Ni la voz.

Y si eso pasa, me iré. Esta vez sin retorno. Dónde viven los monstruos.

Y encontraré el rey que se lleve la soledad y la tristeza.

Para siempre.

sábado, 9 de enero de 2010

1995






"On the light,
on the low,

all this time
I always held
the light on for you"

Hope Sandoval



Comenzó. Y lo hizo con toda la intensidad de todo lo que empieza, de todo lo que no se puede abarcar con las manos, como el agua que se escapa entre los dedos, la mirada que se pierde sobre el mar intentando adivinar el horizonte sin recompensa, porque el horizonte es infinito, inmenso, dónde no cabe más que perder la mirada y navegar el corazón.

Se me desliza el alma por tus ojos, por tu cuerpo, como las manos lo hacen por un instrumento que estuvo olvidado en un rincón acumulando polvo, expectantes de los labios que soplaran el viento que había de arrancarle las mejores notas y volver a sonar. Volviendo a afinarse con la delicadeza de quien se sabe capaz de robar su mejor melodía.

Y sueno, y se me eleva la voz por encima de toda la mudez que rodeaba este tiempo, este silencio lleno de ruido, tanto cuento mal contado, tanta canción sin sentido vacía de palabras. Tanto tic tac de un reloj que apuraba su tiempo de una eternidad que parecía agotarse, los zapatos llenos de polvo, y un camino interminable sin parada ni fonda en un desierto aún por habitar.

Corro, salto, piso los charcos, y mi corazón va en bicicleta. Se eleva por toda la ciudad  mientras la música suena, y cómo pájaros en mi cabeza, vuelan a mi alrededor la inocencia, las ganas, mis ojos ebrios de los tuyos, mi corazón de piruleta.

Y de repente, él sabe, que todo lo que hizo este tiempo fue echarte de menos. Y que todo lo andado, no era más, que el camino para reposar entre tus brazos.



jueves, 7 de enero de 2010

Nunca llueve a gusto de todos






Ya lo dijo Silvio.


"Soy feliz,
soy un hombre feliz,
y quiero
que me perdonen,
por este día,
los muertos de mi felicidad."