domingo, 26 de abril de 2009

Puro cuento


Infinita imagen del puro sueño, como cuento, como hada, como sólo tú aún con lo puesto, lo de siempre, lo que traemos desde hace años que venimos cargadas. Como siempre tu maleta en tus viajes, esos cinco pares de botas para dos días de nada.

La invisible distancia que nos separa a través de los mapas, viajes sin control volando aguas, sueños, y todas las malditas ausencias cuando quieres estar y sólo hay una línea delgada, un cable que no se ve, pero se sabe con arma. Y no permite el abrazo, y dibuja la magia colgando del cielo, de antenas que unen ínsulas y penínsulas, palabras rellenas tapando huecos con ojos de espuma.

Indómita risa que nos aclara, nos acompaña, que hasta nos ahoga, abandonando lo negro en gasolineras desiertas, lo mejor para grises mañanas, para tardes de rabia, para noches sin luces de ambiente, con lámparas de techo cegadoras que no dan lugar a la sombra ni a las mentiras más empañadas.

Y la querencia más pura, sin fisuras, sin goteras, sin tener que poner barreños que recojan la humedad, que si la hay ya estamos nosotras para secarla. Y si hace falta hasta para pintarla. Que la vida hay que decorarla, porque hay días que se levanta preciosa y con la cara lavada, pero hay otros que la muy puta hace que todo sea de un color plata, avejentado, y entonces hay que limpiarla. Para poder ver nuestra cara reflejada. Para que todo no se torne del color de las calles mojadas, el asfalto gris, el olor del invierno cuando la ciudad despide su hedor de bestia asfixiada.

Intuimos el instante del color de la pereza, nos dejamos ver distorsionadas, dejamos que todo tome vida propia y se contorsione a su antojo, que las cosas se pongan al revés, se retuerzan, y salten ellas solas de un lugar a otro, sin orden ni conciencia. Libres, puras, sin ninguna coherencia. Nada más que coexistir con lo que somos. Pura vida, toda esencia, y que nos lleve el amor por donde quiera.

Y vamos de la mano, juntas, con nuestras medallas, las huellas de nuestra tortura. Nuestra alegría capaz de levantar el mundo, de derrotar a los astutos que pretenden tapar las grietas con el mal gusto, como si nunca hubiéramos leído el libro de los agravios, de los insultos. Como si en ocasiones no estuviéramos ya de vuelta.

Aún queda mucha cera que arder, demasiadas luces por prender, y no hay luz como la tuya, bien lo sé. Que hay días que sin tu sueño y tu realidad me descolgaría de mis hilos, me rompería contra el suelo en mil fragmentos, en mil piezas desvencijadas. Y de pronto y como siempre, tú. Cubres mi amalgama, y haces que me sienta menos muñeco, menos usada.

Y entonces el techo se templa, el viento se para, me siento menos sola, más firme y menos de goma, y siento que lo tuyo es mío, lo mío de ambas, que lo nuestro es indefinible, que se aloja en la nada. Que tenerte en mi vida es, simplemente, un amanecer en la mañana.

domingo, 19 de abril de 2009

Objetos perdidos


-Ey!, oye!, espera!.-¡Espera!- ¡Te has dejado algo!.-

Se aseguró que el libro que llevaba en la mano derecha estaba en su lugar, y giró lentamente la cabeza, dudando que aquella llamada de atención fuera dirigida a él. Me acerqué corriendo hacia donde estaba, mientras se aproximaba casi como con miedo, con los ojos muy abiertos, con expresión de incredulidad. Miró hacia abajo, buscando en mis manos el objeto supuestamente recogido.
-Creo que te equivocas, yo no he olvidado nada.-
-Si adivinas lo que es, te lo devuelvo. Es más, si lo adivinas, prometo que haré todo lo posible para que nunca más vuelvas a perderlo.-
Rebuscó un poco en sus bolsillos, y me miró con cara de desvarío.
-Tú estás loca.- Se dió la vuelta y se alejó calle abajo.

Ahora tengo dos sonrisas, la suya en la esquina de la mía. Esperando que cualquier día descifre el acertijo y vuelva a buscarla.

viernes, 17 de abril de 2009

Bailemos



Que alguien me lleve a bailar esta noche.

Al fin del amor o al fin del mundo.

Pero bailemos por favor. Con los ojos cerrados.

miércoles, 15 de abril de 2009

La ley de la vida


-Cógeme María, cógeme…-

La así en mis brazos sabiendo que sería la última vez que la tendría entre ellos. Sabiendo que sería la última vez que escucharía nítidamente la voz que tantas veces me había arrullado siendo niña. Y entonces la arrullé yo. Devolviéndole todo el amor que me había entregado a lo largo de su vida. Devolviendo algo que no se devuelve.

Aún hoy oigo su voz conduciendo camino a casa, preguntándome como ha ido el día, diciéndome que tenga cuidado. Que no llegue tarde y que no ande sola por ahí. -Que se oye cada cosa hija… Mira que al que te haga daño le arranco el pelo-.

El otro día te vi pasar por la calle. Te vi y justo cuando iba a correr gritando tu nombre, comprendí que no eras tu.

Arráncale el pelo a la ley de la vida Tina. Arráncaselo y déjala calva.

miércoles, 8 de abril de 2009

Carta de ajuste




Soy un desecho de virtudes
y un dechado de defectos.

Dulce, perversa.
Demasiada madurez,
toda inocencia.

La niña buena
de la sonrisa franca.
La niña mala
que juega a meterse en tu cama.

Soy la que creció a golpes,
la que crece magullada.
El mayordomo que te sirve el amor
en bandeja de plata.
La camarera que sirve el deseo
al filo de la madrugada.

Soy el perro fiel
que cuida la mano
que lo alimenta.
La gata que va por tu tejado
esperando que le abras la puerta.

Soy la alegría de un día de fiesta.
La pena de los funerales.
El vacío de la muerte
y de las grandes ausencias.

Puedo ser el amor más puro,
la rabia y el odio más oscuro.
Unos zapatos viejos,
cansados, ajados.
Unas botas de tacón
vacías de pasado
y llenas de futuro.

Soy el rostro de la esperanza,
del optimismo.
Tan negra como una noche cerrada.
El sol de la mañana,
un torrente de lluvia
que moja pero no cala.

Soy toda luz.
Toda sombra.
Puro reflejo de mi misma.
La sinsentido,
la claroscura.

La chica de los ojos tristes.
El dolor encarnado.
Soy la mirada de un niño,
y el olor de una noche fresca de verano.

Soy la soledad que asola las tardes de domingo.
La compañía perfecta de los pasos perdidos.
El anhelo de días mejores,
la derrota de los años vencidos.

La voz de tu interior,
el silencio de lo nunca dicho.
Soy las verdades calladas
Y las mentiras a gritos.

Soy lo que soy.
Lo que ves
y lo que no ves.
Lo que vendrá.
Lo que espero ser.


Foto: Olvido por Sergio8

martes, 7 de abril de 2009

Corazón en rojo


-¿De dónde has salido?- Tantas veces pronunciaba esa frase, como tantas decía que se marchaba. Yo no respondía nunca, y él nunca se marchaba.
Bueno... mentira. El sí marchaba. Y yo también cuando comprendía que no serviría de nada intentar retenerlo. Nunca se me dió bien intentar retener nada. Recuerdo un separa libros de mi madre cuando era niña, que tenía bordada una frase. “Si quieres mucho algo, déjalo libre. Si vuelve a ti, es tuyo. Si no nunca lo fue”. Y quedó totalmente registrado en mi mente infantil.

No es que yo le quisiera, no podía quererlo aún, pero quizá quisiera quererle... Hay algo que me llevaba a él irremediablemente…
En cualquier caso no creo en la posesión. Limita. Pero si en que uno ha de ser libre para querer quedarse. Y para poder marcharse. Aunque yo necesite a veces que me pidan que me quede.

Aún así a veces intentaba poner mi mejor sonrisa, robar un beso o unos minutos con cualquier argucia para prolongar la compañía. Pero eso no pasaba casi nunca. Y siempre marchaba. Y siempre yo después, sola, preguntándome mil cosas sin respuesta, y formulando la misma pregunta que él, pero al aire. ¿De dónde ha salido?

Pero claro, cada uno sale de donde puede, de donde le dejan, de donde le dejó aparcado la vida la última vez. Y a veces, ya es demasiado con salir, como para contar de dónde se viene.

No hubo suerte esta vez tampoco. Conocer a alguien en el momento equivocado. Y a partir de ahí, todo va solo. Se te rompen las medias, pisas un charco lleno de barro, llevas la chaqueta al revés, te cagaron el coche tanto los pájaros que ni se ve a través del cristal… Así que te saltas los semáforos y no puedes si no más, que decir justo lo que no quieres decir. Todo eso que cuando vas hacia casa lamentas haber dicho, cuando además querías decir todo lo contrario. Tú que ni siquiera querías mencionar ese tema, y sólo hablar de las ganas que tenías de estar ahí sentada al sol, y disfrutar la tarde, la compañía, y reír y charlar hasta que anocheciera.

Así que sientes que fue la vida la que se te cagó encima, que lo que no ves es la realidad y no el asfalto. Que te obligaron a calzarte para que no se vea el roto que dejaron otras pisadas y que lo rojo que atravesaste sin tenerlo en verde era el corazón y no el semáforo. Y entonces llega la multa, y de repente te ves sumergido en un -Hoy es la última vez que nos vemos-. -¿Si, de veras? bueno, pues nada...-.
Como si todo estuviera perfecto. Como si te pareciera tan bien que no tuvieras nada decir al respecto. Y admites, callas, y te quedas quieto, muy quieto, casi sin poder dirigirte hasta tu coche, mientras intentas aparentar un absoluto control de la situación, y sientes que lo que están es empujándote al vacío.

Quince minutos más tarde, sales de tu bloqueo momentáneo y no entiendes nada. Y para entonces ya estás solo y todo se ha esfumado, y todo parece un sueño extraño donde además no sabes quién era el protagonista.
Tú, desde luego no. Seguramente aquel que tiene un corazón en rojo por álter ego.

Foto: Semáforo por rafaelitop

sábado, 4 de abril de 2009

Quizás...



"No me haga preguntas y no le diré mentiras..."

Video: Quizás, quizás, quizás de Nat King Cole
Frase: Guión de "De amor también se muere"

miércoles, 1 de abril de 2009

Soledades en venta


Pasen y vean!
El mercado de la soledad
abre sus puertas.

Amigos de sus amigos,
personas normales.
Fieras, tímidos,
sociables y ascetas.

Cariñosos, sexuales,
curiosos y perdidos.
Alegres, idiotas,
farsantes y proxenetas.

Indefinidos,
indefinibles,
misóginos y feministas.
Cultos, simples,
maduros y payasos.
Escapistas y jovencitas.

Moteros, gimnastas,
abdominales y grandes coches.
Súbete a mi cuento
y vente a mi casa esta noche.

Enamorados de la vida,
verdades y mentiras.
Desencantados con la compra.
Te aflojo y me estiras.

Tristes, sonrientes,
buscadores de terapia,
demasiado género,
y mucha gente.

En el mercado de la soledad
se vende barato.

Se buscan, se idealizan,
se encuentran y se desencuentran.
Vuelven a creer,
pierden la cuenta
y nunca pagan la deuda.

Compren rápido señores,
que este mercado,
cierra sus puertas.

"Yo no quiero arrojarme en los brazos de cualquiera.
Si no son los tuyos, prefiero volverme de cera..."


Foto: Oh Lord por Morze