sábado, 9 de enero de 2010

1995






"On the light,
on the low,

all this time
I always held
the light on for you"

Hope Sandoval



Comenzó. Y lo hizo con toda la intensidad de todo lo que empieza, de todo lo que no se puede abarcar con las manos, como el agua que se escapa entre los dedos, la mirada que se pierde sobre el mar intentando adivinar el horizonte sin recompensa, porque el horizonte es infinito, inmenso, dónde no cabe más que perder la mirada y navegar el corazón.

Se me desliza el alma por tus ojos, por tu cuerpo, como las manos lo hacen por un instrumento que estuvo olvidado en un rincón acumulando polvo, expectantes de los labios que soplaran el viento que había de arrancarle las mejores notas y volver a sonar. Volviendo a afinarse con la delicadeza de quien se sabe capaz de robar su mejor melodía.

Y sueno, y se me eleva la voz por encima de toda la mudez que rodeaba este tiempo, este silencio lleno de ruido, tanto cuento mal contado, tanta canción sin sentido vacía de palabras. Tanto tic tac de un reloj que apuraba su tiempo de una eternidad que parecía agotarse, los zapatos llenos de polvo, y un camino interminable sin parada ni fonda en un desierto aún por habitar.

Corro, salto, piso los charcos, y mi corazón va en bicicleta. Se eleva por toda la ciudad  mientras la música suena, y cómo pájaros en mi cabeza, vuelan a mi alrededor la inocencia, las ganas, mis ojos ebrios de los tuyos, mi corazón de piruleta.

Y de repente, él sabe, que todo lo que hizo este tiempo fue echarte de menos. Y que todo lo andado, no era más, que el camino para reposar entre tus brazos.



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