miércoles, 14 de octubre de 2009

Lleno por favor



La esperanza tan dulce,
tan pulida, tan triste,
la promesa tan leve,
no me sirve.
No me sirve tan mansa la esperanza


La rabia tan sumisa,
tan débil, tan humilde,
el furor tan prudente
no me sirve.
No me sirve
tan sabia tanta rabia.


El grito tan exacto
si el tiempo lo permite,
alarido tan pulcro
no me sirve.
No me sirve tan bueno
tanto trueno


El coraje tan dócil
la bravura tan chirle,
la intrepidez tan lenta
no me sirve.
No me sirve
tan fría la osadía.


Si me sirve la vida
que es vida hasta morirse,
el corazón alerta sí me sirve.

Fragmento de Mario Benedetti




Así que dejen de darme lo que les sobra.
O nos damos vida
y pasos rellenos
o no me vengan caminando de puntillas
si no es, sólo,
para darme una sorpresa.

Que estoy muy harta que el mostrarse asuste y que el ofrecerse deje lívida a la gente. Aún sigo pensando en todos los que se fueron  porque mi sonrisa abraza, porque mis manos tocan, y porque mis palabras sienten lo que cantan. Cualquier día de estos me detienen por sonreir a extraños en la calle.
Cuánto estúpido miedo... Cuánto.

Sigo creyendo que lo mejor que puede pasarnos, es encontrarnos.





4 comentarios:

Carz dijo...

Los nervios se me adhieren
al barro, a las paredes,
abrazan los ramajes,
penetran en la tierra,
se esparcen por el aire,
hasta alcanzar el cielo.

El mármol, los caballos
tienen mis propias venas.
Cualquier dolor lastima
mi carne, mi esqueleto.
¡Las veces que me he muerto
al ver matar un toro!…

Si diviso una nube
debo emprender el vuelo.
Si una mujer se acuesta
yo me acuesto con ella.
Cuántas veces me he dicho:
¿Seré yo esa piedra?

Nunca sigo un cadáver
sin quedarme a su lado.
Cuando ponen un huevo,
yo también cacareo.
Basta que alguien me piense
para ser un recuerdo.

Oliverio Girondo

Cualquier día dejas de tener extraños en la calle :-)

Es la falta de amor
la que llena los bares

El Lichis

Un beso.

Beauséant dijo...

es cierto, pasamos por la vida de puntillas y pidiendo disculpas... y eso no es malo, lo malo es que sólo tenemos una vida y la perdemos en esas gilipolleces...

Anónimo dijo...

Es lo mejor, cierto.

Hay sonrisas que llenan. El dia que me encontré con la tuya fue un regalo.

Un beso guapa

El Náufrago dijo...

Quizás un miedo atroz a comprometerse más allá del alago y la lisonja. Miedo a poder pedir y que les pidan. Miedo a amar fuera de este mundo material y conseguir un amor abstracto. Miedo a ser algo más que humanos. Miedo a una realidad fantástica o a una fantasía real. Miedo a encontrarse de verdad.
Espero haberme encontrado contigo, pues yo no tengo miedo.


Un abrazo desde la isla,
El Náufrago...