domingo, 22 de noviembre de 2009

En monocromo

Ando bebiendo las noches, apurándolas como el último cigarro, como el beso que supe sería el último, bebiéndome tus labios, tu alma, lo poco que quedaba entonces de la que era cuando bailaba con la mía. Mancho las aceras con ocasos que nunca llegaron a ser amaneceres, y se me queda el barro pegado a los zapatos, arrastrando mi marca por toda la ciudad como un fantasma sus cadenas. Me asomo al recuerdo de tus ojos sobrevolando acantilados, levantando el viento que te aupe hasta llegar a la fisura, la que se abrió el día que seguí sin tu amalgama. Me vuelvo a tu beso, a tu soplo, a tu mirada infinita, inacabada, inagotable. Me vuelvo vacía de abismos, repleta de vacíos, habitante de la nada.
Voy prendiendo cerillas, expectantes de una explosión que no estalla, dinamitando días que tiñen otros de esta especie de lluvia ácida, fría.
No sé dónde dejé mi sombrero, y a días no tengo más con que tapar el agujero.
Así que salgo, me bebo la noche, me sale el alcohol por el poro, y la lágrima, aunque seca, me supura por dentro, escuece en este interior todo hecho de sal, reclamando el mar dónde verterse.

sábado, 14 de noviembre de 2009

De apuestas y faroles

Sólo un órdago al recuerdo
otra mentira que me invento

-un farol-

 que alumbre todos los inviernos.

Dices mus y digo más,
nunca se me dió bien achicarme
hacerme menos,
andar hacia atrás
y bajar la cuesta,

-la apuesta-

negación
infinita
que nos deja ciegos.

Sólo puedo descender
de tus ojos a tus manos

-de tus manos a tu sexo-

lamer tus heridas,
la medicina
que posees
entre tus piernas,

buscar en la baraja
el secreto de tu vida
y de tu cuerpo.




viernes, 6 de noviembre de 2009

In the mood for love



"¿En qué lugar, en dónde, a qué deshoras
me dirás que te amo? Esto es urgente
porque la eternidad se nos acaba..."

Jaime Sabines






P.S.


Hoy mis manos te buscaban en cada hoja, en cada tecla,  en el tenedor, ansioso de trincharte y llevarte hasta mis labios como el pan que me alimenta. Y tu cuerpo, aún sin saber dónde habita, respiraba en mi cuello trayendo el deseo a mi cama pero no a mi lado.

Hoy te he hablado hasta dejarme la garganta seca, desgranando cada palabra, intentando llenarte de este ansia que me consume, que me agota, que agita cada célula de mi cuerpo cuando digo tu nombre.
Hoy te esperado detrás del quicio de todas las puertas, en la salida del trabajo, en el coche, en la puerta de casa, en el supermercado. He visto tus ojos mirando los míos encerrados en el cartero, en el taxista… hasta en el perro del vecino.

Hoy me arroparía entre tus brazos, y lo único cierto es que no sé dónde encontrarlos. 

Hoy el cielo hablaba de ti, y ni siquiera sé quién eres.

domingo, 1 de noviembre de 2009

A bocajarro

Me cerceno un miembro,
-el invierno-
la muerte detrás de una esquina.

Me dejo desangrar gota a gota
para cuando me armo
buscarte,
recordarme que aún
queda más muerte
en la sangre que te riega.