miércoles, 26 de agosto de 2009

De amor y otras leches


Barajo la posibilidad de que mi vida, (como de un tiempo a esta parte) vaya a reducirse a la eterna espera del tiempo, el nacimiento de la esperma que habrá de traer lo anhelado en tantas horas de desvelo. Empiezo a no creer en esta confianza alojada como un mal huésped que aún sin ser invitado se queda y no se marcha, que ni siquiera es capaz de mantener sus gastos sin echármelos a la espalda.

Pienso en meterme por el orto la sensación instalada, pero tan sólo la idea me duele, me espanta, de tan grande, sin lubricante, por canallada. Que yo el día que puse un pie en este mundo de locos lloraba a gritos. Como todos, sí. Pero yo ya reclamaba. Amor. Que yo sin amor no soy nada. Que estoy tan harta de insulseces como de las noticias negras diarias. Que tú creías que él siempre estaría. Ilusa. Él voló en pos de sus sueños sin ser tú uno de ellos. Y tú creías que sí, pava. Con tu lazo rojo perpetuo, siempre vestida de regalo. Ay guapa, que cuando lo que hay bajo el papel ya se adivina, la cuestión pierde la gracia.

Podremos buscar sustitutos que cubran las suplencias del alma, las vacantes de las horas abandonadas. Pero siempre tendrás este sabor a leche en polvo o caducada. De mentira, desnaturalizada.

Que si, seguro que mañana cambia. Mañana es el día de la vaca. Entera. Sin condimentos. Ni soja, ni omega 3, ni desnatada.

Pura leche. Como la nieve, como la nata. Pura y blanca.

3 comentarios:

Єѕтnoм dijo...

Blanco y en botella.
Genial!

Un beso.

ybris dijo...

Leches hay que son LA LECHE.
Habrá que encontrarlas para olvidarse de tanta insulsez y engaño.

Besos.

Beauséant dijo...

mañana siempre mañana..

esperemos pues..

sentados..

claro :)