domingo, 10 de mayo de 2009

Aunque duela


Estaba rodeada de cocodrilos. Reptaban por las aguas llenas de fango, afilando sus colmillos y fijando sus miradas en la presa que yo era. El saberme la única superviviente me confería el rostro del ganador, la fuerza del que puede escapar, quiere escapar, y está dispuesto a dejarse la piel en ello y salir victorioso de las bestias y cruzar al otro lado. Así que me abalancé sobre ellos con toda mi energía, llena de ímpetu mientras les hacía burla y reía esquivando sus cuerpos.
Pero entonces uno de ellos levantó la cabeza, giró su larga cola y golpeó mis piernas lanzándome al vacío. Haciéndome volar para caer vertiginosamente hacia el abismo.

Mi cuerpo, ligero, reposó pesado contra el suelo, devolviendo el sonido del golpe, sordo y seco. Y entonces el fango ya no era fango, los cocodrilos no eran cocodrilos sino 32 ojos que me miraban asustados, presas del pánico de haber llevado el juego hasta el límite que separa la realidad del sueño. Y la superviviente ya no sobrevivía, sólo se llevaba la mano hasta el pecho diciendo que estaba bien, con el rostro desencajado, ese del que miente vilmente. De esas mentiras que no se soportan ni anclándolas al suelo, incapaces de sostenerse sobre una base sólida.

Hoy la vida duele. Como el maldito pecho. Un dolor punzante que se clava en las costillas, en la piel, en el alma. Impidiendo respirar, reír, llorar, o toser. Cualquier pequeño gesto conlleva una exhalación de dolor que convierte toda actividad en un suplicio.

Ayer creí que iba a morir. Sola, desahuciada... Pero morir no es tan fácil. La muerte no quiere vivos. La muerte quiere muerte, carne de cañón. Y yo estoy viva. Tremendamente viva. Esperanzadamente viva.

Como decían en Candilejas, "Si existe algo tan inevitable como la muerte, es la vida".

Yo elegí la vida… aunque duela.

¿Te enteras Negra?


Foto: Fuerza by sensu-es

4 comentarios:

ybris dijo...

Eso. Que se entere la Negra.
Ciertas pesadillas nos llevan al dolor de pecho que es la vida y hasta el borde del deseo de la muerte.
Pero para los elegidos por el dedo de la esperanza y de la aceptación, que no de la resignación, la vida es la realidad inevitable.
Tan cierta como la muerte.

Me ha gustado.

Besos.

Laluz dijo...

La resignación nunca. Esa te deja los pies fríos y el corazón seco.

Gracias Ybris.

Akhila dijo...

Yo esos días escribo.Como no puedo llorar escribo.Como no puedo escribir,miro.Como miro,tengo miedo.Un miedo es una ruta,sirve de puente hacia otro lugar de mí que desconocía.

Laluz dijo...

El miedo crea puentes Akhila, pero son peligrosos, inestables. Pueden arrojarte al vacío si no los atraviesas con paso firme.