domingo, 30 de noviembre de 2008

Siempre Tina

El pelo cano, tu piel de 30 años,
ojos titilantes y el puño alzado.
Siempre concisa, siempre clara,
el silencio oportuno y la lengua afilada.

Te azotaron vientos y mareas,
tú siempre erguida, siempre en guerra.
Llena de gracia y llena de fuerza.

Libertad, Libertina,
heredé tu gesto, tu cocina,
tu rabia callada y esa batalla a la vida.

Tu voz resuena como un eco,
suave, queda, inmortal en el tiempo.
Acuname en tus brazos como cuando era una niña.

Ahora Tina... ya nadie me llama Rufina.

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