sábado, 14 de noviembre de 2009

De apuestas y faroles

Sólo un órdago al recuerdo
otra mentira que me invento

-un farol-

 que alumbre todos los inviernos.

Dices mus y digo más,
nunca se me dió bien achicarme
hacerme menos,
andar hacia atrás
y bajar la cuesta,

-la apuesta-

negación
infinita
que nos deja ciegos.

Sólo puedo descender
de tus ojos a tus manos

-de tus manos a tu sexo-

lamer tus heridas,
la medicina
que posees
entre tus piernas,

buscar en la baraja
el secreto de tu vida
y de tu cuerpo.




3 comentarios:

El Náufrago dijo...

No hacen falta buenas cartas para ganar la partida, siempre podemos apostar un farol y que sea real la victoria.


Un abrazo desde la isla,
El Náufrago...

virgi dijo...

Guarda los ases, siempre harán falta.

Muak!

Intro dijo...

Es un bálsamo tu poema.

Saludos.