Revuelvo el corazón desde su sístole -mis ventrículos son ahora tus aurículas, los sures te siguen con sus sombras mientras los estes son ahora las esteras- para confinar la desazón con desespero -las esteras parecen esteroides, los asteroides son ahora enredaderas- y romper la rompiente con la boca.
Es poco utilizada la mandíbula: podría matar a mil -y fuere inferior y de asno fuere- si tu fueras Sansón y yo, Dalila.
Más que abismo te quedó una plenitud de poema que agradezco enormemente desde mi silencio allí. En realidad el título "vacío" de mi blog aludía al hecho de que no quería en principio escribir nada en él sino utilizarlo para poder leer y comentar a tantos escritores de páginas que me gustaban. Justo lo que hago ahora. Escribe y te leeré siempre que pueda.
-Minino de Cheshire, ¿podrías decirme, por favor, qué camino debo seguir para salir de aquí?
-Esto depende en gran parte del sitio al que quieras llegar -dijo el Gato.
-No me importa mucho el sitio… -dijo Alicia.
-Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes -dijo el Gato.
-… siempre que llegue a alguna parte -añadió Alicia como explicación.
-¡Oh, siempre llegarás a alguna parte -aseguró el Gato-, si caminas lo suficiente!
Puedo recordar con toda nitidez sus pasos alejándose por la acera, esquivando la tibia luz de la tarde y mi mirada. Y no, no se giró. Quise correr tras él, pero no lo hice. Sólo pude alejarme yo también. Ahora me pregunto todas las tardes bajo que luz se cobija.
A ti, la Dama, la audaz melancolía que con grito solitario hiendes mis carnes ofreciendolas al tedio, tú que atormentas mis noches cuando no sé qué camino de mi vida tomar, te he pagado cien veces mi deuda. De las brasas del ensueño sólo me quedan las cenizas de una sombra de la mentira que tu misma me habías obligado a oir. Y la blanca plenitud no era como el viejo interludio, y sí una morena de finos tobillos que me clavó la pena de un pecho punzante en el que creí, y que no me dejó más que el remordimiento de haber visto nacer la luz sobre mi soledad. E iré a descansar, con la cabeza entre dos palabras, en el valle de los avasallados.
Fragmento de L'Avalée des avalés de Réjean Ducharme
3 comentarios:
El abismo.
Revuelvo el corazón desde su sístole
-mis ventrículos son ahora tus aurículas,
los sures te siguen con sus sombras
mientras los estes son ahora las esteras-
para confinar la desazón con desespero
-las esteras parecen esteroides,
los asteroides son ahora enredaderas-
y romper la rompiente con la boca.
Es poco utilizada la mandíbula: podría matar a mil
-y fuere inferior y de asno fuere-
si tu fueras Sansón
y yo, Dalila.
Un beso.
PS.- Disculpa la ebriedad, es sólo instinto.
Más que abismo te quedó una plenitud de poema que agradezco enormemente desde mi silencio allí.
En realidad el título "vacío" de mi blog aludía al hecho de que no quería en principio escribir nada en él sino utilizarlo para poder leer y comentar a tantos escritores de páginas que me gustaban.
Justo lo que hago ahora.
Escribe y te leeré siempre que pueda.
Gracias otra vez.
Besos.
Creí que se había grabado el comentario pero no.
Gracias a ti Ybris. No dejaste otro lugar dónde decir que tus palabras me llenaban. Y que apagaste un poco el alba.
Que te sea fructífero todo tu tiempo.
Un abrazo
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